jueves, 30 de junio de 2011

Con nombre propio FLOR TORRENTE !!

Estudió arte en los EEUU, saltó a la fama gracias a sus trabajos en moda y a una genética que no desprecia. Hoy, está en tele y teatro y no deja de mirar hacia delante. Porque con lo bello no hacemos nada, ella va por más. TXT. Antonella Orlando / PH. Julieta Croce


Florencia Torrente (22) interpreta a “Lola” en Herederos de una venganza y actúa con Nicolás Maiques en “El espejo, dime qué ves”, donde canta e interpreta al alter ego de un muchacho que vivió encerrado por su fealdad, impulsándolo a liberarse. A pesar de que su rostro ha estado en decenas de revistas y producciones, ella cuenta que muchas veces se sintió atrapada por el que dirán, pero que hoy ya no es difícil ser la hija de Araceli González. Nos encontramos en un bar cerca del Konex. Habla rápidamente sin perder el hilo de la conversación y muestra una calidez sincera. No es la chica soberbia por su belleza. Es la chica de al lado con sus sueños y pretensiones.


A muchos les sorprendió que cantás desde los 13 años. Para aquellos que no saben, ¿qué les contarías?
Es algo que vino conmigo, así como me gusta pintar y bailar. Es parte de mí. Terminábamos de comer y me paraba en una silla enfrente de toda mi familia y me ponía a cantar. O armaba una coreografía durante un tiempo para presentarla y una amiga me filmaba.


¿Cómo decidiste que querías que el canto fuera un trabajo profesional?
No me di cuenta, fue inconscientemente. Si bien empecé a laburar de modelo, sentí desde el principio que no iba a ser algo que realizaría para toda la vida. El modelaje me dio posibilidades económicas, profesionales…conocer a las personas y aprender a manejarme. Toda la plata que ganaba la invertía en lo que me gustaba. Hoy, estar en el teatro no es un trabajo, es un placer. Estoy absolutamente feliz, es mi pasión. No me canso de decirlo.


¿Cómo es este desdoblamiento entre el teatro y la tele?
Son cosas muy distintas, pero son súper atractivas. La tele te da rapidez: corte, conciso, rápido y directo (chasquea los dedos). Estás al palo todo el tiempo. El teatro es un lugar más trabajado. Tenés que pensar, meterte. Francisco Ruiz, el compositor musical de la obra, antes de que empiece la función siempre dice “Nos vemos adentro”, porque nos metemos en un mundo distinto. Te juro que no veo a nadie. Yo estoy acá (hace un círculo alrededor de ella). ¡Hay un clima tan lindo de trabajo entre todos! Nos gusta lo que estamos haciendo, se siente en el ambiente. Mi hermano todo el tiempo ve cosas distintas y me tengo que fijar en él, porque con su edad vuela. Lo escucho mucho, es muy inteligente. Si me tiene que decir que algo es malísimo, no tiene problema. Es mi termómetro y la obra le gustó.


Tu nombre ya está separado de lo que es tu mamá. ¿Cuándo hiciste el clic? 
No sé en qué momento. Nunca dejé de buscar. No me fijo en lo que dicen las personas. Para algunos siempre voy a ser la hija de Araceli y voy a conseguir todo por ella. Hablar es gratis. Mucha gente no se fija en su vida y es espectador de vidas ajenas. Estoy tranquila, yo sí me fijo en mí. Tanto en mi trabajo como en lo que hago con el arte…mi fui a estudiar afuera porque estaba atosigada del exterior. Se me estaba deformando hasta mi propia visión de las cosas. Me fui sola cuando tenía 18 años a una ciudad que no conocía. Otro idioma, con otra cultura. La amistad no existe como acá…el ir a tomar un mate o café a una casa. Allá sentía que si me decían que algo estaba bueno era porque realmente les gustaba, no porque era la hija de…

“El teatro y la pintura me dan la posibilidad de expresar tantas otras cosas. A mí me explota la cabeza si no puedo expresarme. Si no cuento todo lo que tengo dentro me muero, termino loca…en el Borda.”


¿Cómo te acompaña tu mamá en estos cambios personales que estás haciendo?
Mi familia siempre me apoyó en todo, sinceramente no me puedo quejar. Son los primeros que me dijeron que puedo hacer lo que quiero. Y mis amigas son lo más. Creo que pasa el tiempo y va quedando lo verdadero. Siempre sucede eso, por los siglos de los siglos…amén (risas).

Estás en pareja y contaste que no querés revelar su nombre ni de qué trabaja para preservar la relación. ¿Fue una decisión conjunto o la tomaste vos?

Respeto mucho la persona que tengo al lado y la verdad es que no quiero exponerlo a este mundo, porque no lo conoce. Igual se que de a poco se va a mostrar…pero quiero tratar de ayudarlo a entender este mundo al que pertenezco, que es una gran jungla y que si uno no conoce, la puede pasar muy mal. No me estoy haciendo la estrella, sino que verdaderamente lo quiero cuidar.

¿Cómo funciona el cansancio en tu cuerpo hoy?
No funciona (risas…me muestra un golpe pequeño en el labio). A mí me gusta probar todo el tiempo. Odio la frase “El que mucho abarca poco aprieta”. No existe para mí.

¿Qué diferencias observás entre los trabajos que hiciste? 
Tienen exposiciones muy distintas. Una siendo modelo no habla…A mí me gustaba hacerlo, pero habían tantas cosas dentro de mí que necesitaban salir. Ese era mi sentimiento. Estaba bueno, pero era: “Y ahora, ¿qué?”. El teatro y la pintura me dan la posibilidad de expresar tantas otras cosas. A mí me explota la cabeza si no puedo expresarme. Si no cuento todo lo que tengo acá dentro me muero, termino loca…en el Borda (risas). 

“Para algunos siempre voy a ser la hija de Araceli y voy a conseguir todo por ella. Hablar es gratis. Mucha gente no se fija en su vida y es espectador de vidas ajenas.”




Mencioná tres cosas que hay en tu casa que te definan como persona…
Mi casa me identifica. Soy yo. Hago arte en mi casa, pinto las paredes. Es mi taller, mi camarín para practicar, mi lugar para dormir (risas). Entrás y hay cajones de madera de esos de verdulería, que son repisas para mis pinceles. Los bastidores apoyados por ahí. Tengo una singer vieja, el piano. En mi heladera está la frase “Only for dreamers”. Después en la pared reza escrito “All you need is love”. Cosas que sobraron de mi muestra que las tengo diseminadas…hasta mi tostadora tiene con un corazón gigante pegado.

¿Qué cosas de los medios deberían cambiar para que la gente no se enrosque tanto?  Cuando era más chica me importaba lo que decían de mí. Ahora no, que digan que lo quieran. No podés ser querido y alabado por todo el mundo; los medios tienen mucho de eso. Uno tiene que aprender a convivir. Todos somos muy distintos, pero podemos seguir conviviendo y sentarnos a tomar un café. La obra toca mucho eso. Y creo que es una de las razones por las cuales me identifico…La obsesión por la belleza, el miedo y el encierro… Estuve del lado del espectador, la vi antes. Y me sentí parte de todo eso. Fue muy loco. Sabía que algún día iba a estar en esa obra. Experimenté durante muchos años eso que se muestra. Muchísimo y ¡Dios! ¡Lo entiendo tanto, que necesitaba decirlo yo! Tuve ese alter ego que me hablaba…¿Lo seguís teniendo? Todos tenemos un alter ego. Es ese pajarito de la publicidad, ese que no te deja vivir y te molesta. El mío está bastante domadito ahora. Cuando uno puede bajar el ego, se solucionan muchas cosas.







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